DE LARGO RODAJE

 


Dos docentes conversaban en una de las cafeterías de la universidad. Hugo hablaba de su próxima jubilación, bromeando que pronto le tocaría cuidar a los nietos y realizar los viajes pendientes que él y su esposa siempre habían soñado. Sentían algo de nostalgia al darse cuenta de que solo les faltaban pocos meses para dejar la docencia. Al fin y al cabo, Hugo tenía sus ahorros y estaba listo para cambiar de estilo de vida.

La conversación se desvió hacia sus alumnos. Tocaron el tema de las redes sociales, y Hugo comentó que una de sus alumnas le había contado que pagaba sola su universidad gracias a la tecnología.

—¡Caramba! Cuando yo era cachimbo, era un bebé de pecho. Además, con mi primer sueldo no me hubiese alcanzado para pagar la universidad. No es para creerte, Hugo.

—En serio, te lo digo. Es más, mira esto.

En la pantalla del celular de Hugo se veía a una joven bailando. Hugo explicó que se trataba de una batalla de baile en línea, sin fronteras entre países. El video se había vuelto viral a nivel mundial. Los espectadores daban pequeños regalos a los concursantes, que luego podían cambiarse por dinero real.

—Vaya, compañero, sí que estamos perdiendo plata —dijo su amigo.

—Ya no estamos para esas cosas —respondió Hugo con una sonrisa.

—Tienes razón, es cosa de muchachos.

Un nuevo semestre comenzó, y los dos colegas se volvieron a encontrar en el trayecto a sus respectivas clases. Hugo había dejado crecer su barba, que ahora era blanca y bien recortada. Al verlo, su amigo le dijo:

—¡Caramba, Hugo, te ves diferente!

Hugo sonrió y confesó que, por casualidad, se había convertido en una estrella de TikTok.

—¿Entonces estás ganando dinerillo extra? —preguntó su amigo, sorprendido.

—Yo no, mi hija —respondió Hugo, riendo.

Resultó que la nieta de Hugo tenía una actuación en el nido, donde debía bailar ballet. Como abuelo chocho, no resistió la tentación de ayudarla y se puso a girar junto a ella, levantando los brazos y siguiendo su ritmo. La madre de la pequeña grabó el momento y lo subió a las redes. El video se hizo viral de manera exponencial, y la fama de Hugo trascendió. Algunas de sus alumnas vieron el video y lo reconocieron, compartiéndolo con el resto de la clase.

—Profe, ¿le podemos dar un abrazo? —le pidieron un grupo de alumnas al finalizar una sesión de clases.

Quizás fue ese abrazo cariñoso el que motivó a Hugo a abrir su propia cuenta en TikTok. Los nuevos videos se convirtieron en un verdadero éxito. Con el tiempo, se notaba que eran más profesionales, con mejor calidad de edición. Su nieta seguía siendo la protagonista y Hugo el actor secundario.

Con el pasar de los meses, los planes de viaje de Hugo comenzaron a diluirse. Descubrió una nueva pasión que le permitía compartir momentos con su familia y disfrutar de la creatividad. Aunque sus sueños de viaje seguían ahí, comprendió que las aventuras con su nieta serían de largo rodaje.


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