VISIONES

 

Un ejercicio de visualización llevó a los alumnos a cerrar los ojos e imaginarse un día de playa, un trote en la orilla, gente disfrutando bajo el sol. El calor era intenso y ante el cansancio llegó el sudor y la sed. Se imaginaron bebiendo una limonada bien helada. Los que se concentraron dieron cuenta de cómo la mente actuaba ante una visión.

El profesor explicaba que se podía usar técnicas de visualización para hallar el dominio y el rango de una función. Las clases virtuales continuaban y ya era el momento de responder una pregunta que previamente hizo uno de sus alumnos.  Así que pronunció su nombre, pero el alumno no respondió. Volvió a llamarlo. Le dijo que ya era tiempo que dejara la playa y que retorne su mente a las clases. Lo siento profe es que conocí una chica y nos metimos al mar. Algunas risas se mostraron en la ventana del chat.  Al poco rato el alumno absolvió la duda que tenía y las clases prosiguieron. Las lecciones avanzaban, pero el muchacho no pudo resistirse a buscar a la chica de su imaginación.

Regresó a la playa. ¿Cómo te llamas?, le preguntó él. No te va a gustar mi nombre. A mí me gustas tú y nada podría cambiar eso. Vamos, dime tu nombre. Me llamo Matemáticas. Inmediatamente el muchacho pensó que se le puso la situación difícil. Vaya la que me ha tocado. Y ahora no puedo cambiar lo que mi imaginación produce. Necesito ayuda.

El muchacho se quedó sin palabras. No sabía cómo actuar frente a Matemáticas. Al poco rato vio a su profesor en la playa, escribiendo en su laptop. Profe, ¿qué hace aquí?, ¿por qué no está en la clase con mis compañeros? Ahí estoy. Esto está locazo profe. Ya que también está aquí, ¿puedo preguntar algo? Dime, te escucho. Profe acabo de conocer una chica y está buenaza. Lo malo es que se llama Matemáticas y no sé qué decirle. Se me puso complicado. Vamos profe, una fija. Aplica lo que te he enseñado en clase nada más, así muestras interés en ella. Listo profe, chévere, buen dato. Ahora si me disculpas me voy a seguir con la clase. Dele profe y gracias. Yo mismo soy. Suerte. Gracias profe.

Entonces él se sentó junto a Matemáticas. Le habló que era improbable ese encuentro.  Eran un par ordenado perfecto, un nuevo comienzo, (0;0), el origen. Ella aún no mostraba interés. Él le dijo que era un enigma, una incógnita que debía despejar. Ella se puso los anteojos oscuros y se echó a tomar el sol.  Él pensó en la pendiente positiva de una recta. Mientras más avanzaba en su conversación, ella subía más y no lograba alcanzarla. Le faltaba mayor práctica. Pensó que la oportunidad se le iba.  Caballero creo que perdí, pensó. Bueno, ya me voy. Necesito entender la función lineal para mi próxima evaluación. Recién ahí Matemáticas le prestó atención pues encontró sinceridad en ese último enunciado. Ella le pidió su celular y le escribió su número, y se marcó a sí misma. Listo, anda estudiar, ya hablamos cuando llegue el sunset. Claro que sí, dijo él.


4 comentarios:

  1. Esta si que esta matematicamente narrado, como q dos y dos son cuatro, valorable lineas.

    ResponderBorrar
  2. El poder de la imaginación nos puede llevar a crear emociones únicas, y lo más divertido es si se realizan en equipo..

    ResponderBorrar
  3. Pensar en matemática que complicado ja ja ja bonito cuento

    ResponderBorrar

Muchas gracias por leer y comentar.

Con tecnología de Blogger.