FELINO
Karina atendía su clase de matemáticas cuando de pronto apareció su gato. Todos lo vieron caminar sobre el escritorio. Incluso el profesor, quien tuvo la sensación de que el gato lo atendía por más que seguía inquieto.
El profesor esperaba a que
los alumnos intentaran resolver unos ejercicios. Los observaba. Otra vez
apareció el gato, y esa vez se puso al frente de la cámara de Karina. Miró al profesor.
Se acercó más, con su mirada verde, iluminada. En vano Karina intentó sacar a
su mascota. Déjalo -dijo el profesor a Karina. Algo nervioso, el profesor continuó
con la clase, pues de veras sentía que el gato sabía matemáticas.
El profesor dejó otro
ejercicio para resolver en clase. Esa vez esperaba ver al gato. El gato, que ya
sabía que había llamado la atención del profesor, apareció. Frente a la cámara
le habló por telepatía. Profe, ya tengo la respuesta. No lo creo, pero dime.
Numéricamente sale 4, y la respuesta escrita es que son 5 personas que asisten
al cine, incluyendo por supuesto al que compró las entradas. Respuesta correcta.
Alucinante. Pensé que los gatos son como Garfield; es decir, que viven para
dormir y comer lasaña. No generalice profe. Además, Garfield es un gato de
ficción. Yo soy real y quiero ser como Felicette. ¿Quién? La primera y única
gata que viajó al espacio. ¡Ajá!, capaz eres un gato alienígena. Puede ser. Ok,
ya me contarás luego, pues ya es tiempo de explicar el ejercicio a mis alumnos.
Dejemos esta conversación entre los dos, porque no le van a creer profe. Claro,
pero te veo en la próxima clase. Miau ⎻se despidió el gato.
La clase terminó unos
minutos después. El profesor se preparó
un sánguche y un café. Emocionado se sentó en el comedor. Todavía saboreaba esa
insólita conversación. Sintió una calurosa esperanza a su alrededor, como si esa
mirada verde, iluminada, aún lo siguiera observando.
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