REZAGADO
Llegó la semana de exámenes y un alumno se preparaba para justificarse. Profe, por si acaso, el viernes me enfermo. Pensó que se lo dijo al profesor ese lunes en plena clase, frente a todos sus compañeros. Sudó frío. Sintió que su propia conciencia le jugó una mala pasada. La sesión de clases avanzaba. Se proyectaba la diapositiva 20 y el muchacho se quedó rezagado en la 10.
El miércoles, dos días previo antes del examen, el
alumno no llegó al aula de clases. Se conectó virtualmente desde su casa.
Estaba bien avanzada la sesión. Al menos llegué profe, escribió en la ventana
del chat. El profesor no hizo comentario alguno. Profe, recuerde que el viernes
me enfermo. El profesor no comentó nada, pues ese segundo mensaje no se mostró
en el chat. Nuevamente, la conciencia del alumno le hizo creer que ese mensaje
sí lo había escrito. Un escalofrió le recorría por la epidermis. Apagó su
monitor por lo nervioso que estaba, intentando cancelarlo todo. Lo encendió al
momento. Entró a la ventana del chat para cerciorarse, por si acaso. ¡Uf! Volvió a respirar durante esos 5 minutos que
faltaban para concluir la sesión virtual. El profesor, al terminar de responder
las preguntas de los alumnos referidas a la primera evaluación, los tranquilizó
diciendo que estaría fácil la prueba, más no así para aquel que tomase el
examen rezagado. El alumno, que ya tenía pronosticado que el viernes se
enfermaría, estaba seguro que ese último enunciado del profesor estaba dirigido
solo para él. Sintió vergüenza y apagó su cámara. Igual miraba al profesor.
Sabía que lo miraba a él.
El viernes, el día del examen, el alumno se presentó a
clase. El profesor le entregó el cuadernillo. Pensé que no te presentarías a
dar la prueba porque estabas enfermo, le dijo el profesor en voz baja. El
alumno se sorprendió y pensó: ¿Entonces me escuchó o leyó mi mensaje el profe?
Su pensamiento era contradictorio a lo que realmente había sucedido. Era falso que el profesor lo escuchó cuando
dijo que se enfermaría o que leyó ese mensaje inexistente en el chat. El profesor tampoco le dijo nada al entregarle
el cuadernillo para que rindiera su examen. Lo único verdadero era que el
alumno estaba rezagado.
Es incredible cuanto puede uno mismo, ser juez de uno mismo.
ResponderBorrar