CATARSIS
Francesco
brilló en sus clases durante las tres primeras semanas de clases. Sus
intervenciones eran rápidas y precisas. Era muy bueno para los cálculos numéricos y el
pensamiento crítico. Esas cualidades las valoraba el profesor, pues eran poco
usuales en alumnos de los primeros ciclos.
Aquella
inteligencia se apagó de pronto. Después
de una de las clases siguientes, conversaron Francesco y el profesor. El
profesor descubrió que se trataba de un problema personal. El alumno no entró
en detalles y el profesor no presionó. De todas formas, soltó algunos consejos
hasta donde los pudo dar y ofreció apoyar a Francesco.
El alumno
seguía asistiendo a clases y se mantenía en las sombras. El profesor respetaba
su silencio. El muchacho, aún extraviado, no lograba las notas de todo su
potencial.
Tres semanas
antes de acabar el semestre, el alumno volvió a recuperar el brillo. Se lo
comunicó al profesor. Ya verá profe que ahora sí daré lo mejor de mí. Espero en
verdad que te alcance el tiempo y solo te queda darle con ganas. Se lo prometo
profe.
Francesco,
repuesto, volvió a participar en clase. Las notas sobresalientes no tardaron en
llegar. Se lo dije profe. Muy bien, respondió el profesor. No necesitó palabras
extras de motivación.
CUAN MAS OSCURA SEA LA PINTURA, PINCELADAS CARGADAS DE PINTURAS MAS CLARAS, DAN LA LUMINOSIDAD FINAL.
ResponderBorrar