TRAZOS



Markus, el líder del clan vikingo de soft combat que nos visitaba en San Borja, por alguna razón pensaba que yo hacía comics.  No era lo mío, aunque me quedé pensando que podría ser un proyecto para más adelante si en caso me sobraba energía para aprender un software gráfico.

El día que conversamosen el parque Grau, las batallas duraron hasta el anochecer y los guerreros decidieron detener los juegos con una batalla final. Fue un todos contra todos. Luego se dispusieron a recoger las armas que estaban desparramadas por todo el parque Grau. La recolección tomó su tiempo, a pesar de que todos los presentes ayudamos y verificamos que no faltaba ninguna. La música épica aún sonaba en los parlantes mientras emprendíamos la retirada a nuestros hogares. La cantaleta de reclamo de mi crío también apareció por el camino.

Desde varias semanas previas mi hijo me insistía que le hiciera un escudo más grande. Siendo niño, le costaba defenderse cuando tenía que pelear con un adulto o un adolescente.   Sabía que yo tenía poco tiempo libre. Además, el escudo tendría que ser de cartón para que lo pudiera sostener, y no habíamos comprado nada con empaques grandes.  Y ante su insistencia, tuve que recurrir a algunos amigos, quienes guardaron y me obsequiaron cajas de cartón suficientes.

Casi un domingo entero me dediqué a hacer el escudo de cartón. No quería pintarlo. Le dije a mi hijo que de color natural sería más ecológico. Él aceptó, pero me pidió que dibujara a Chimuelo, su dragón favorito. El asunto era que el cartón frontal, mi lienzo, tenía algunos pliegues. Imaginé entonces que un dragón completo no se vería tan atractivo. Sin embargo, visualicé divisiones. Recordé lo que me comentó Markus. Vi entonces la diagramación de una hoja de comics.

Alguna vez observé que uno de los lideres del clan vikingo leía un libro de estrategias de guerra. Reparé que se rinde honor a los guerreros con grabados en el campo de batalla.   Entendí que era bueno intentar dibujar a ese clan de guerreros que llegaron a San Borja a contagiarnos con su afición.  Ellos incluyeron inicialmente a los niños. Después se unieron vecinos de más edad.  Y dado que el lienzo me lo pedía, dibujaría con más de un objetivo.

No fue propiamente un comic lo que diagramé, pero hice un formato posible de dibujos sin viñetas. Dividí un círculo central en tres.  Incluí un dibujo de algunos guerreros de soft combat en la parte superior izquierda y lo hice directo en cartón.  Una espada y un dragón fueron fáciles de trazar.  Luego mi hijo vio su escudo terminado y le gustó. Lo observó y me reclamó porque apenas salía él en el dibujo. Le dije que él portaría el escudo en batalla y que no hacía falta un dibujo de sí mismo. Igual se quejó. Le dije que esperaba que cuando se hiciera adulto le tocaría hacer algo por la nueva camada de niños de su comunidad. Le dije que cuando eso suceda lo dibujaría como protagonista.  Recién entonces me dejó de reclamar.


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