LLAKTA
Me llegó una invitación
para una clase modelo del programa Llakta. Aprendí que LLakta es una palabra
quechua y significa pueblo. Yo la interpreté como comunidad. El video
promocional daba cuenta que mediante actividades lúdicas se fortalecen
habilidades racionales y emocionales de los niños. Me pareció genial y lo
agendé para que participara mi hijo. El evento se realizaría en el Parque
Olave.
En el juego
modelo, observé que amarraron una soga entre dos árboles. La soga tenía algunos
nudos. Un balde, lleno con 30 pelotitas, tenía que ser llevado de un lado al
otro. Fueron 25 niños los que asistieron y el coordinador los separó en 5
grupos.
El reto les
pareció fácil a los niños mientras practicaban. Una
vez que empezó realmente el juego, los grupos tenían tres intentos para llevar
el balde hacia el otro lado. El puntaje inicial partía del 100 y se iba
descontando las pelotitas que caían al suelo.
Los niños vieron
que el primer intento de cada grupo no fue del todo bueno. Varias pelotitas aterrizaron en el césped. Los grupos se juntaban para discutir sus
estrategias en el segundo intento. Los niños alternaban para sortear cada
nudo.
Al finalizar
el juego, los niños sumaban la cantidad de pelotas o puntos que perdieron según
los registros del coordinador. Luego restaban de 100 para sacar el puntaje final. Luego pidieron un intento más y otro más. Miraba como los niños,
incluido mi hijo, querían seguir jugando. Los vi compartiendo sus tácticas
entre otros grupos.
El taller
empezó tres semanas después. Inscribí a mi hijo. Muchos de sus amiguitos
también estuvieron ahí. Veía como formaban oraciones a partir de palabras
sueltas; veía como adivinaban de dónde tomó una foto el coordinador cuando éste
les mostraba imágenes del parque en su celular; veía como corrían para cazar
presas imaginarias. Los escuché gritar, aplaudir, reír; los escuché
comprometerse a amar a Dios, a respetar a sus padres, a cuidar el planeta... Sentí que eran felices sentados en un ruedo, planeando un próximo
juego.
Que "grandes" esos talleres, enseñar a los niños a crecer con raíces fuertes en principios y valores, NO TIENE PRECIO.
ResponderBorrarQue "grandes" esos talleres, enseñar a los niños a crecer con raíces fuertes en principios y valores, NO TIENE PRECIO.
ResponderBorrarEl nombre del programa es una palabra quechua que quiere significa pueblo, realmente veo que los niños viven una experiencia que los hace sentir.
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