CLASES EN PANDEMIA
COMPRAS ONLINE
Francisco empezó
la universidad en plena cuarentena. No tuvo problemas al ingresar a su aula
virtual durante pruebas preliminares. Pero cuando empezaron las clases, la
saturación de la red, por tantos estudiantes online, hicieron que
perdiera sus primeras clases. No reparó en que podía mutar a un plan de mayor
cantidad de Mbps de internet, usar un cable Ethernet, o cualquier otra alternativa
simple. No le importaban los detalles técnicos. Le exigió a su padre una nueva
laptop. Su padre tenía pavor a las compras
online, pero su hijo insistió.
Dos semanas
después tocaron el intercomunicador de su casa. En la puerta lo esperaba un
repartidor, con mascarilla e impermeable. Tenía a un metro al frente un paquete
con una guía de remisión. Francisco se llevó la caja de cartón a su habitación,
mientras que su padre firmaba los documentos.
Al abrir la caja,
el muchacho encontró unas revistas envueltas en papel periódico, que tenían un
peso aproximado al equipo que esperaba. Fue avisarle a su padre. Llamaron al
centro de atención al cliente de la tienda donde compraron.
… Lo sentimos,
debido a la cuarentena no estamos atendiendo…
El dolor de
cabeza empezó. El padre pensó que esto podía ponerse peor. Podían hacer compras
con su tarjeta de crédito. Llamó al banco para cancelarla. No pudo hacerlo
porque ese procedimiento requería de su presencia en una agencia, aunque al
menos pudo bloquear las compras online.
El semestre
estaba por terminar y Francisco seguía las clases con su vieja laptop. Su padre
se empeñaba en buscar al repartidor, pues la tienda tenía todos los documentos
a su favor.
Buena narrativa, me alucinaron los detalles y me encanta tu toque de rimas.
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