ENTRE DOS CRISIS


En el 2008, Juan viajaría por primera vez a New Jersey para visitar a Bryan, su compañero de la universidad.  Quería visitar New York el fin de semana, por lo que se le ocurrió llamar al Gato, su compañero del colegio. No se veían desde la secundaria y no sabía para nada de su disponibilidad. El Gato le respondió que de todas formas se daría un tiempo si en caso llegaba a la ciudad.

Un día antes del viaje, el Gato llamó a Juan.  Mañana estoy libre, así que te espero en el aeropuerto de Newark. Gracias Gato, te pasaste. No te preocupes hermanito.  Si no es por la foto que se mandaron con anterioridad hubiese sido difícil reconocerse. Los distanciaba también los estómagos abultados. No eran más los chiquillos largiruchos que compartieron carpeta en la misma clase escolar, o que una que otra vez, saliendo de clases, jugaron billar.

Después de saludarse, el Gato preguntó por Bryan. Juan le dijo que se quedaría en su departamento, pero él tuvo que viajar por un negocio imprevisto. Ni de vainas Juancito, no te vas a quedar solo  en New Jersey, así que nos vamos a mi casa y te presento a mi familia. Hoy lo tengo libre, y mañana me tomo el día. Esa noche, una botella de pisco fue remojando los recuerdos. Dos vidas distintas, que de alguna manera corrieron caminos similares, se interceptaron. La nostalgia de la adolescencia, los amigos comunes, las mataperradas.

Al día siguiente, después de la resaca se fueron a New York. El Gato invitó a Juan a cenar a un restaurante italiano.  Si no fuera por la crisis, fácil esperábamos tres meses para encontrar una mesa libre. ¿En serio? Claro que sí. La situación está jodida, aquí las propiedades han bajado de precio una brutalidad, pero la hipoteca igual se tiene que pagar. Después de cenar, pasearon por Manhattan. No había tanta gente; esa fue la impresión de Juan al comparar el tumulto de personas de tantas películas ambientadas en New York. Gracias Gato por toda tu hospitalidad. Fue un gusto verte después de tantos años. Ya nos volveremos a encontrar.

En el 2021, un mensaje de chat alertó a Juan que era el cumpleaños del Gato y lo llamó. Gracias amigo por recordar, dijo el Gato. Casualidades que volvemos a hablar en medio de otra crisis. Cierto, pero la superaremos.  Así resulta la vida, con sus ciclos de bonanzas y de pérdidas. Nos queda cuidarnos y esperar que todo será para mejor.

Nuevamente volvieron a conversar. Esa vez, la distancia social les impidió volverse a abrazar.


2 comentarios:

  1. Me parecio un relato de lo mas emcional, que bello contar con verdaderas amistades y con ellos recordar.

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Muchas gracias por leer y comentar.

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