POESIA
FALSA APARIENCIA
Nadie limpiará los rastros de hambre en su habitación
nadie sacará la vieja mesa coja de aquel rincón,
aquella que nunca cargó en su dorso un plato servido
y que asoma en su aura nostalgia de mal sabor.
Y en el otro rincón de la habitación, el de los sueños,
el viejo asceta expiró. En años hilados de hambruna
su cuerpo famélico se extinguió; y en soledad
solicitada,
su espíritu inmenso al ansiado nirvana se elevó.
Ningún erudito llora al anciano de aquella habitación.
“Su facha lo dice todo. Este anciano fue un gran
perdedor”.
Todos los sabios presentes perciben el corporal
efímero hedor,
y ningún ojo sabio advierte aquel espíritu eterno que
se elevó.
Un pensamiento y sentimiento muy profundo, duro de creer.
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