SURFEANDO

 


 

Eran las 5 de la mañana. Apenas se divisaba en el mar a un grupo de tablistas. Esperaban una nueva ola que surfear.  El miedo se solapaba ante las ganas de vencer la inmensidad. No habrá segunda ola que los pueda aplacar.

Cuando llegaron a sus casas, los noticieros contagiados de la COVID-19 propagaban el miedo por las vacunas que no vendrán. En otro canal a un transeúnte le robaban el celular.  

En el trabajo, escuchaban al resto discutir sobre la abolición del secreto bancario. Se vendría una pandemia de secuestros masivos. En algún momento se venderían las bases de datos. Qué más da. No queda más que trabajar, y  apurar el tiempo para transitar antes del toque de queda.

Se acostarán temprano al llegar la noche, sin pesadillas, sin nada especial que soñar. Mañana, antes que el día despierte, volverán a surfear.

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