MADRUGADA
Eran las seis de la mañana. Una luna llena de madrugada iluminaba la ciudad. Los faroles seguían encendidos en Summit Boulevard. El cielo azulado aún no lograba despertar. Michelle no apuraba el paso. Sabía que tenía tiempo de más. Las propuestas comerciales que la trajeron a West Palm ya estaban negociadas. Sólo le quedaba una capacitación de dos semanas para regresar a Lima. Pero, tal cual estaban las noticias, al parecer se tomaría unos días más. Ya no quería pensar en ello. Saldría a trotar. Siguió de largo, a paso lento, por más de media hora. Imaginó que tal vez por ahí vivía ahora Donald Trump. Le entró miedo al pensar que un grupo de sus partidarios la pudiesen atacar. No conocía muy bien la ciudad, así que no se quería arriesgar. Dio media vuelta y regresó.
Michelle tenía que retornar a Lima, pero en internet
leyó que volvía la cuarentana en febrero. Eso implicaba que podía pasar el día
de San Valentín fuera de casa. No quería seguir pensando en la causa de su
insomnio. La luna la tenía a su espalda. Miraba cómo se elevaba el sol. Pensaba
que pronto la oscuridad se desvanecería. Solo era cuestión de esperar.
Me senti como si fuera yo la que trotara, hasta senti la energia lunar.
ResponderBorrarLa manera en cómo describiste el lugar me hacía temblar. ¡Maravillosa uso de palabras que atraen la atención del lector!
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