PLACEBO


Sandra solo tenía que esperar unos meses para que le pongan la vacuna.  Por más que vivía en Lyon, el proceso de vacunación también estaba más lento de lo esperado.  Estaba ansiosa. Sin clases virtuales, en medio de tanta soledad, lamentaba no haber tomado un avión para Lima. Lo decidió así para no contagiar a sus padres. Pero había pasado casi un año desde que los visitó.

Sandra abrió una sesión en Zoom para hablar otra vez con su mamá. Hay hijita como te extraño. Yo también mami. ¿Dónde está papá? Tomando una siesta. Cuéntame, ¿cuándo los vacunan? Supongo que será para febrero. De pronto interrumpió la mascota. Sandra justo le regaló el cachorro a su mamá cuando ya se sabía de la pandemia en Wuhan y el virus aún no llegaba al Perú.  La muchacha dejó de hablar mientras el perrito mordisqueaba un cojín del sofá donde estaba sentada la anciana. Sonreía y observaba a su madre cómo se distraía con las travesuras del perrito durante esa sesión virtual. Placebo fue el nombre perfecto para esa mascota medicinal.

1 comentario:

  1. Tierna historia, me trajo recuerdos familiares, Hermoso perrito, que bello como cuida a la ancianita de la casa.

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Muchas gracias por leer y comentar.

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